sábado, 23 de julio de 2011

en la casa vieja

Hola me llamo Flavio y tengo 32 años de edad, soy de Guadalajara JAL. México. Pues, soy un fanático de tu pagina ya que das oportunidad de expresar algunas historias, que por algún motivo nos han sucedido, pero que existe esa necesidad de platicarlas, soy fanático de historias de terror y esto no es casualidad pues e tenido experiencias paranormales, desde muy pequeño.

Todo comenzó cuando yo tenía 4 años y nos habíamos cambiado a una casa muy vieja en Zapopan JAL. Ya de por sí una colonia vieja.
Bueno esa casa tenía su historia, según cuentan los vecinos del lugar, que en esa casa vivía Una viejecilla sola y enferma, eso sí! Con muchos perros, el cual los llamaba como si fueran sus hijos, esta viejecilla era cuidada por una vecina de la casa del frente, el cual le daba sus medicinas todos los días por las tardes y algo de comer pues esta vecina llamada Lupe o Guadalupe, no recuerdo.. Ahora vecina de nosotros amiga de mi mama, platicó que una noche se percato de que en la casa de la viejecilla, sus perros ladraban y maullaban, Lupe fue enseguida para ver que estaba sucediendo al llegar se dio cuenta de que la viejecilla había muerto. 
Fue encontrada tirada en el piso de su habitación, con todas sus medicinas tiradas le había dado un infarto. Después la casa fue vendida y rentada a nosotros, por quienes la verdad desconozco, ni, mi mama se acuerda. Bueno, aquí es donde entro yo. 
Tuve varios sucesos relacionados con la viejecilla, este es uno de ellos de hecho el primero. Pero antes quisiera darles una descripción de la casa ya que son casas muy grandes, sobre todo porque tienen mucha profundidad. 
Entras, puerta principal empieza el patio, a un costado están las recamaras y la sala de TV, ese patio te conduce a otro patio más grande en donde se encuentra un baño y la cocina, una cocina muy grande, la cual te llevaba a un pequeño patio cruzas y sales a un corral y al fondo otro baño, que es el que funcionaba. 
Con enjarres de tierra y piso de mosaicos. Bueno ahora sí. Una tarde yo paseaba por el patio grande cerca de la casa, era una tarde nublada, como si quisiera llover, solo estábamos en casa, dos hermanas mayores que yo y el más pequeño y yo. Mi madre estaba trabajando, mi padre no vivía con nosotros, el más pequeño dormía en el cuarto mi hermana la mayor estaba con los quehaceres de la casa, mi otra hermana no recuerdo y pues yo estaba jugando por toda la casa. 
Del patio me fui a la cocina y después al patio pequeño, que conduce al corral, lo ultimo de la casa. 
Regularmente esa puerta que conduce la patio pequeño siempre esta cerrada, pero estaba abierta y me metí, como cualquier niño travieso y curioso. la verdad eran rincones de la casa que jamás había entrado, todo era extraño y feo para mí, con un hedor horrible por todo el lugar, no quise entrar mas adentro porque sentí mucho miedo había un árbol que se empezó amover con el viento y tuve un impulso de volver adentro, pero una ráfaga de viento cerro la puerta azotándola con un tundente y aterrador ruido chillante, y no podía entrar porque la puerta se abre por dentro, no sé que paso un sonido atrajo mi atención, un sonido que provenía de los muros y el árbol, yo le gritaba a mis hermanas pero estas no me escuchaban, cuando de pronto escuche que alguien me estaba llamando con sonidos y del árbol se empezó haberse una especie de mancha negra flotando en el aire, esta sé hacia más grande y más grande, empezó hadar forma de una persona, para ser preciso de una mujer ya grande muy pálida de su rostro, ya no quise mirar mas, solo golpeaba la puerta desesperación, mi llanto era inconsolable, como sentía mi piel que se estiraba al sentir que esa cosa se me acercaba, cuando de pronto, la puerta se abrió.
Era mi hermana y la abrase como loco ella desconcertada me abrasó y pregunto que pasaba, no le conteste por mi llanto desconsolable y nunca les conté hasta después de grande, a pesar de lo que paso, no fue algo traumante para mí, pues seguí jugando por toda la casa claro menos allí, pues me cerraron la puerta. No dejo de pensar en lo que paso aquella tarde, ni que sería la única vez, pues sentía que sería el comienzo de algo espantoso. Y así fue.

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